Osakidetza elimina las unidades especiales para la asistencia sanitaria y traslado de emergencia de pacientes infecciosos

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Desde que el pasado martes el LABI decretase el fin del Estado de Emergencia Sanitaria en Euskadi que ha supuesto la eliminación de gran parte de las restricciones y medidas de prevención para frenar el contagio de la COVID-19, Osakidetza ha aprovechado para ejercer de manera súbita su política de recortes en la Cartera de Servicios a los ciudadanos.

Estos ajustes van a afectar al servicio de Emergencias que con motivo de la pandemia fue reforzado con las Unidades Especiales de Infecciosos, que han sido fundamentales e imprescindibles a la hora de prestar la asistencia sanitaria de emergencia a los pacientes con síntomas COVID-19 en los domicilios vascos y su posterior traslado a los hospitales de referencia haciendo uso del equipamiento de protección necesario y bajo estrictas medidas de desinfección.

A partir de hoy, 5 de esas ambulancias especiales van a ser suprimidas del servicio bajo la excusa de que la actividad de estos equipos ha descendido notablemente, aunque aún la tasa de positivos e ingresos por COVID-19 en Euskadi no sea cero y no haya pasado ni una semana desde el levantamiento de las restricciones de aforos y demás medidas de esta vuelta a la “normalidad”.

A esta circunstancia hay que añadir la inminente llegada de la Campaña de la Gripe, cuya tasa de incidencia ha sido mucho más baja durante el pasado año 2020 gracias al uso masivo de las mascarillas y las medidas restrictivas del LABI que ahora no existen. Esto junto con el desconocimiento de las consecuencias de la coexistencia en la cadena de transmisión comunitaria de la “variante Delta” del virus causante de la COVID-19 y de los virus responsables de la Gripe A y la B, especialmente en aquellos pacientes que aún sufren las consecuencias de las primeras olas de la COVID-19 y los enfermos con otras patologías crónicas, supone un escenario preocupantemente propicio para el aumento exponencial de las necesidades de asistencia sanitaria de emergencia.

Lo que sí sabemos en el sindicato LSB-USO desde los tiempos antes de la pandemia es que la incidencia de la Gripe supone todos los años un exceso considerable de la carga asistencial para las ambulancias que se encargan de la asistencia sanitaria a domicilio en caso de emergencia, la Red de Transporte Sanitario de Urgencia (RTSU); un incremento en el número de llamadas de demanda que llega a bloquear a los operadores sanitarios de la centralita telefónica del 112 SOS DEIAK e incluso hasta generar elevados tiempos de espera para recibir una ambulancia de la RTSU en casa.

La RTSU está en una situación límite de por sí por la saturación del servicio, siendo lo habitual que el Centro Coordinador de Emergencias Osakidetza desplace unidades situadas en zonas con mayor dispersión geográfica a las áreas metropolitanas porque están saturadas de avisos y los pocos recursos de dichas áreas están constantemente ocupados. Esto provoca que estos pueblos y valles se queden sin ambulancia de emergencia de primera respuesta, y donde luego hacer llegar una de estas ambulancias requiere de mucho más tiempo de desplazamiento y tardanza en hacer llegar la asistencia sanitaria donde sea necesaria al existir ese déficit de unidades de la RTSU.

Junto con esto, la saturación de servicios pendientes hace que el personal de estas ambulancias asistenciales sean presionados desde el Centro Coordinador de Emergencias Osakidetza para que no realicen las adecuadas y obligadas desinfecciones después de transferir a cada paciente en el servicio de urgencias del hospital porque eso les genera demoras para realizar más avisos, sin importarles exponer al contagio de otros pacientes y a los propios Técnicos en Emergencias Sanitarias de las dotaciones.

Las consecuencias de este caminar sobre la cuerda floja suponen un agravamiento de las patologías o incluso perder cualquier probabilidad de sobrevivir a una parada cardiaca por esos elevados tiempos de espera para recibir asistencia. Cada vez que comienza “el baile de las ambulancias” por culpa de estar prestando un servicio sin margen de seguridad en lo que se refiere a la cantidad de recursos disponibles, Osakidetza está asumiendo un riesgo, riesgo que puede costar vidas, y que puede eliminar aumentando la cantidad de unidades de ambulancias asistenciales de la RTSU y no recortando de un servicio en el que los minutos perdidos pueden ser vitales y que necesita que la respuesta sea inmediata y sin esperas por culpa de un servicio inexplicablemente saturado.

Desde LSB-USO Ambulancias consideramos que eliminar estos recursos especiales para pacientes infecciosos de refuerzo, a las puertas de una situación epidemiológica desconocida con estos tres potentes virus (COVID-19, Gripe A y Gripe B) circulando a la vez sobre una población que aún se está recuperando de las consecuencias físicas de la pandemia, entraña una apuesta arriesgada en la que está en juego la salud de las personas, al recaer en una RTSU sobresaturada la responsabilidad de responder a estos avisos.

Por todo ello instamos a Osakidetza y al Departamento de Salud que valore con perspectiva y de forma objetiva que la salud de las personas mejora con políticas de previsión y no con sobrecarga y saturación.

Es por lo que decimos NO A LA SUPRESIÓN DE LOS RECURSOS ESPECIALES PARA PACIENTES INFECCIOSOS y SÍ A LA AMPLIACIÓN Y REFUERZO DE LAS AMBULANCIAS ASISTENCIALES DE LA RED DE TRANSPORTE SANITARIO DE URGENCIA.

LSB-USO
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