Como consecuencia de la segunda oleada de la crisis económica mundial que está afectando especialmente al empleo femenino, las mujeres padecen más desempleo, subempleo y una reducción de sus horas de trabajo, según un nuevo informe publicado por la CSI con fecha de hoy, Día Internacional de la Mujer. En el informe titulado “Vivir en la inseguridad económica: las mujeres y el trabajo precario” http://www.ituc-csi.org/vivir-con-inseguridad-economica.html?lang=es se indica que, si bien las repercusiones iniciales de la crisis afectaron por igual a los hombres y a las mujeres, se observa actualmente que cada vez más mujeres están perdiendo su empleo o se ven obligadas a aceptar modalidades de empleo más precarias, temporales o informales.
La tasa oficial de desempleo femenino, que se sitúa en el 7% a nivel mundial, esconde la dura realidad a que se enfrentan diariamente las mujeres, que constituyen la mayoría de los “trabajadores pobres”, cuyos ingresos no alcanzan para cubrir las necesidades básicas.
En general, las filas de trabajadores pobres han aumentado en más de 100 millones de personas debido a la crisis, que ha conducido a que alrededor de 1.510 millones de personas, es decir, la mitad de la fuerza laboral del mundo, se encuentre ahora en un empleo vulnerable.
“En el informe, que se basa en un gran número de indicadores mundiales y nacionales, se demuestra que la crisis dista mucho de haber terminado, en especial para las mujeres. Una buena parte de sus efectos se desconocen debido a las deficiencias de las estadísticas sobre el empleo. Gran parte se debe a que las mujeres son tratadas como ciudadanos de segunda clase en el trabajo. Son demasiadas las mujeres a las que se deniega el derecho a sindicarse y a negociar colectivamente para lograr una mayor seguridad de empleo, mejores sueldos y condiciones, como en el caso de las trabajadoras domésticas o las que trabajan en las zonas francas de exportación. Al recortar el gasto público no se evalúan en absoluto los efectos diferenciados de dicha medida según el género, siendo las mujeres las más afectadas tanto en razón del mayor desempleo que sufren como por causa de la reducción de servicios fundamentales como las guarderías,” declaró la Secretaria General de la CSI, Sharan Burrow.
Burrow presentará el informe en la reunión inaugural de la red de mujeres de la CSI para los países árabes, que se celebrará esta semana en Túnez.
En el informe se describen las cuatro principales esferas de acción necesarias para hacer frente a los efectos de la segunda oleada de la crisis, sobre todo en las mujeres:
– Reorientar las políticas hacia la creación de empleos decentes y de calidad, que permitan a las mujeres salir del trabajo precario e informal;
– Incorporar medidas relativas a la igualdad de género en las políticas públicas, en especial en las relacionadas con el mercado laboral;
– Introducir un nivel mínimo de protección social para los trabajadores y trabajadoras en todos los países, con efectos beneficiosos probados en términos de reducción de la pobreza, y
– Lanzar iniciativas sindicales destinadas a proteger a las mujeres trabajadoras que realizan formas de trabajo inseguras.
“Para apoyar nuestra exigencia de que los gobiernos adopten medidas contundentes realizamos diversas actividades para sindicalizar a las trabajadoras, en especial a las mujeres jóvenes que sufren una discriminación particular en el mundo del trabajo,” señaló Burrow.
Un ejemplo de ellas es la campaña “Decisions for Life” (decisiones para una vida), con la que se ha logrado sindicalizar hasta la fecha a decenas de miles de jóvenes trabajadoras en 14 países. Hoy, la CSI también hace público un video para promover esa campaña
http://www.ituc-csi.org/video-decisiones-para-una-vida.html?lang=es
Las medidas adoptadas por los gobiernos deben acompañarse de prácticas responsables en materia de empleo por parte de las empresas, incluidas las empresas multinacionales, que deberían marcar la pauta a seguir en ese ámbito en vez de promover o permitir violaciones de los derechos de los trabajadores en sus operaciones mundiales. En uno de los estudios de caso que figuran en el informe, una mujer empleada por T-Mobile USA, una filial propiedad al 100 % del gigante alemán Deutsche Telekom, describe cómo las actividades antisindicales de la empresa repercuten en su vida profesional y familiar, una pauta que se repite en toda la plantilla de T-Mobile USA, de casi 40.000 personas.
“Los gobiernos tienen responsabilidades, pero los empleadores también. Las grandes empresas multinacionales como Deutsche Telekom, que respetan los derechos sindicales en su país de origen, Alemania, pero no en su filial estadounidense, deberían asegurar que los empleos que ofrecen son decentes y seguros, y que se respeten plenamente los derechos de todos sus trabajadores. Esperamos que den el ejemplo,” declaró Burrow.
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