La ONU ha alcanzado un acuerdo histórico para proteger el 30% de los océanos en 2030. Desde USO celebramos este acuerdo que representa un gran avance para empezar a poner límites a las actividades que amenazan la sostenibilidad de los océanos. Entre ellas, la minería y la pesca intensiva.
La protección de los océanos, pilar imprescindible de la sostenibilidad
Los océanos cubren casi tres cuartas partes de la Tierra y son esenciales para la supervivencia planetaria. Los océanos actúan como los pulmones del planeta, generando oxígeno para la vida y absorbiendo dióxido de carbono y desechos. Además, regulan el clima y la temperatura, haciendo que el planeta sea habitable para todas las formas de vida.
Desde el punto de vista del bienestar económico, los mares y océanos son imprescindibles para la actividad económica global.
Como ejemplo, algunos datos:
- el 90 % del comercio mundial utiliza transporte marítimo;
- el 95 % de todas las telecomunicaciones mundiales se transportan mediante cables submarinos y
- más del 15 % del consumo anual de proteína de origen animal se proporciona a 4.300 millones de personas a través de la pesca y la agricultura.
La agenda del desarrollo sostenible aprobada en 2015 por las Naciones Unidas, que estableció los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluyó un objetivo –el 14- para conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible. En particular, cabe destacar la meta 14.7 que insta a “de aquí a 2030, aumentar los beneficios económicos que los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países menos adelantados obtienen del uso sostenible de los recursos marinos, en particular mediante la gestión sostenible de la pesca, la acuicultura y el turismo”
Un acuerdo histórico para proteger los océanos
El acuerdo llamado Tratado Global de los Océanos, representa un paso en firme para proteger los océanos tras más de diez años de negociaciones. Entre otras medidas, el texto sienta las bases para el establecimiento de zonas marinas protegidas, de modo que se facilite el cumplimiento de la promesa internacional de salvaguardar al menos el 30 % de los océanos de cara al año 2030.
Según los expertos, las principales amenazas para las aguas de alta mar son la contaminación, el cambio climático y las nuevas tecnologías que abren la puerta a la minería marina y a una pesca más intensiva. A pesar de la enorme importancia de estas aguas, situadas a 200 millas marinas de la costa y compartidas por todos los países, hasta ahora han sido gestionadas bajo una serie de acuerdos y organismos internacionales, sin contar con una jurisdicción clara y con unas normas para su protección obsoletas.
El tratado cubrirá casi dos tercios del océano que se encuentra fuera de las fronteras nacionales y proporcionará un marco legal para establecer amplias áreas marinas protegidas y proteger la vida silvestre y compartir los recursos genéticos. La protección de áreas marinas supondrá un límite a la pesca, las rutas de navegación y las actividades de exploración, como la minería de aguas profundas, en la cual se extraen minerales del lecho marino a 200 metros o más de profundidad.
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